“José de Arimatea, el cuerpo de Cristo
fue sepultado en una tumba en la
roca, propiedad del propio José, en la
que, con ayuda del sacerdote fariseo
Nicodemo, fue envuelto en lino fino y
aroma de especias.
Los Evangelios aportan solo una
b reve descripción de José de
Arimatea, de forma que sabemos
poco acerca de él, aparte del hecho de
que era rico y un discípulo secreto de
Jesús (Juan 19: 38). Lucas añade que
era miembro del Gran Consejo del
Sanedrín, lo que sugiere que gozaba
de una posición de cierta autoridad.
Parece que José de Arimatea, que fue
c o n s i d e rado un «hombre recto y
bueno» (Lucas 23: 50), no estuvo de
acuerdo con la pena impuesta a Jesús
por los miembros del Sanedrín. Según
Mateo (27:57-60) y Marcos (15: 43-5),
le pidió personalmente a Poncio
Pilato el cadáver de Cristo, lo que
s u g i e re que era suficientemente
p o d e roso como para que le concedieran
audiencia con el gobernador
romano de Judea. Según las costumbres
judías, era deber del pariente
masculino más cercano encarg a rs e
del entierro del fallecido y. por ello, se
ha sugerido que José de Arimatea era
hermano de Jesús (véase The Manan
c o n s p i ra c y, de Graham Phillips),
aunque la tradición oriental lo tiene
por tío de la Virgen María.
Algunos textos no canónicos aportan
algo más de información sobre José.
El Evangelio de Pedro menciona que,
de hecho, era amigo personal de
Poncio Pilato, y el Evangelio de
Nicodemo hace alusión al entierro de
Cristo y afirma que, tras él, los
ancianos judíos encarcelaron a José
de Arimatea. Durante su estancia en
prisión, se le apareció Jesús resucitado
y lo transportó milagrosamente a
su casa, donde le indicó que perm
a n e c i e ra cuarenta días. Los
ancianos judíos se quedaron muy sorprendidos
al descubrir que José se
había escapado y que los cerrojos y la
cancela de su celda no estaban rotos
ni habían sido forzados. Al dars e
cuenta de que estaban tratando con
una persona de posición elevada, le
escribieron una carta de disculpa y le
pidieron que se reuniese con ellos en
Jerusalén. En dicha reunión, José
explicó lo que había ocurrido exactamente
e informó a los ancianos judíos
de que también habían resucitado
otros a vez que Jesús. La narración de
José también confirma la historia de
su encarcelamiento. El Tránsito de
María es supuestamente un
Evangelio escrito por el propio José de
Arimatea, quien, después de la
Crucifixión, ayudó a
la Virgen María.
En comparación con
la escasa información
que hay sobre
José de Arimatea en
los Evangelios,
a p a rece mencionado
bastante en los
textos apócrifos, en
las leyendas posterio
res y en los
romances artúricos.
En estos relatos se dice que José era
un mercader de estaño que llevó a
Jesús a Inglaterra durante la juventud
de este, que fue el fundador del cristianismo
en Gran Bretaña y que era el
guardián del Santo 3rial. Es un tanto
sorprendente que José de Arimatea,
un pequeño personaje del Nuevo
Testamento, esté relacionado :on
Gran Bretaña, pero una larga tradición
le asocia con i~ornwall y
Somerset. Estas tradiciones afirman
que llevó :onsigo en una ocasión al
joven Jesús en un barco mercante le
estaño. Si por entonces José ya
conocía Gran Bretaña, entonces
resulta comprensible que el apóstol
Felipe lo envía a más tarde allí desde
la Galia.
Aunque el fundador oficial del cristianismo
en Gran Bretaña fue, en el
año 597, San Agustín, fuentes no
canónicas y relatos posteriores cuentan
que José de Arimatea llegó de
hecho i Gran Bretaña en el año 37 o
en el 63. Las narraciones afirman que
huyó de Judea con algunos más, entre
otros, se suele decir con el apóstol
Felipe, Lázaro, María Magdalena,
Maria y María le Betania. Lázaro y
María Magdalena se quedaron en
M a rsela, mientras que el resto del
grupo continuó viaje hasta la Zialia,
más hacia el norte de lo que hoy es
Francia. El apóstol Felipe envió
entonces a José de Arimatea, junto
con otros once ) doce más (depende
del texto), a predicar a Gran Bretaña.
El áaje por mar llevó a José al «País del
Oeste», donde el rey ocal, Arvirago, le
concedió a José y a sus acompañantes
algunas tierras en la «Isla
Blanca». Allí fundaron una iglesia de
adobe, la Vetusta Ecclesia, dedicada a
la Virgen María. Genealmente suele
aceptarse que esta es el actual asentamiento
de 3lastonbury (contrástese